¡TAXI!

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Desde el viernes, 27 de julio de 2018, los usuarios del taxi amanecieron con un paro patronal del taxi en Barcelona al que se fueron sumando las ciudades más importantes de España y los usuarios se encontraban con una situación alucinante, sin servicio público de taxi lo que, realmente, perjudicaba a muchos ciudadanos sin opciones para moverse por la ciudad, ancianos, turistas o personas que no conducen. El motivo, las autorizaciones administrativas a UBER y similares.

A ello se unía la incapacidad de las instituciones públicas de adaptarse a las situaciones. Tienen protocolos para emergencias, pero, a la vista del ausente fortalecimiento de transporte público, no debe haber procedimientos para situaciones que cogen por sorpresa a los alcaldes, presidentes autonómicos o altos funcionarios del Estado. Vamos, que no tiran del erario para multiplicar los itinerarios o los puntos rojos, o lo que es lo mismo… “¡Que se fastidien los usuarios que la culpa es de los taxistas!” Y eso que algunos solo refunfuñamos eso de “¿Para qué pagamos impuestos?”

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Algunos jóvenes juristas con los que trabajamos en nuestra Asociación dedicaban a este tema cierta ironía cuando la radio transmitía las voces de algunos políticos refiriéndose al daño que el paro del taxi provocaba al usuario y a la sociedad. “Vamos, que todavía no se han enterado de que las huelgas y los paros patronales, son para eso… si no hay problemas en la sociedad, ni siquiera salen en la tele” decían mientras una sonrisita sabihonda se dibujaba en sus caras como si hubieran descubierto alguna vacuna de un tipo de enfermedad incurable. Aunque … tienen razón.

 Ahí están nuestros turistas y la España en la que el turismo es uno de los grandes pilares de la economía del país… ¡Esperando con un sol de justicia sobre sus cabezas! … y si querían hacer eso que nuestros gobiernos han llamado “turismo de compras”, a saber, si tendrán ganas!

Cuatro son las reflexiones sobre este tema:

Una. – Una Administración local (Ayuntamiento de Barcelona) ha regulado mediante un reglamento algo para lo que no tenía competencia porque solo la tiene el Estado. La alcaldesa lo sabía, seguro, porque hay servicios jurídicos en el Ayuntamiento que le habrán avisado, pero esa es la fórmula que se usa cuando uno quiere contentar a un sector y luego ya se verá… igual hay suerte y nadie lo impugna y… sin juzgado, el reglamento entra en vigor.

Dos. – Un Ministerio de Fomento… que no hizo nada sabiendo que el 1 de agosto entraría en vigor tal reglamento… ¿No sabrían que era competencia estatal hasta que lo ha dicho un Tribunal? Ah, después de reunirse con los afectados de ambas partes, han decidido autorizar a las Comunidades Autónomas que lo deseen a regular el tema. El Ministerio sabe que políticamente este tipo de cosas no pasan factura, los ciudadanos les echan la culpa a los taxistas, Fomento se quita del medio para que los taxistas apunten a las Comunidades Autónomas y no sólo a Fomento y hasta cabe preguntarse si Fomento querrá quedar bien con el Ayuntamiento de Barcelona que quiso hacer eso, aunque no es una Comunidad Autónoma. Bueno… en realidad deberíamos no hablar de la institución sino del político que la dirige.

Pero solo con las CCAA que quieran regularlo, lo regulan, o sea, que las que no quieran se mantienen con la legislación estatal… Para volverse loco, como siempre.

Tres. – Los políticos dedican poco tiempo a la reflexión; deciden políticas que nos afectarán y, además, querrán quedar bien con todas las partes. ¿No se les ocurrió llamar a los representantes del taxi antes de empezar a conceder autorizaciones para conocer, al menos, su punto de vista?  Quizá, no tienen claro qué es lo que hay que defender, cuál es su cometido, o el motivo de que la sociedad pague impuestos.

Esa es la cuestión ¿Absoluta libertad de competencia o regulación? No se puede quedar bien con todo el mundo.

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Cuatro. – ¿Que tendrá que ver esto del conflicto del taxi con nosotros, joyeros, distribuidores, fabricantes, importadores de gemas? Pues que, probablemente, los taxistas no estuvieron donde tenían que estar y cuando tenían que estar. Joyeros, agricultores, pequeños empresarios… los sectores atomizados y pequeños llega casi siempre tarde. Todos preocupados por hoy o mañana pero nunca por lo que pasará dentro de cuatro años porque para eso queda mucho tiempo… además, ¿por qué voy a pagar una cuota que solo me beneficia indirectamente? Esa es la cuestión, no es un beneficio indirecto, es un beneficio común pero directísimo. Y el conflicto del taxi es solo un ejemplo.